Arte visionario es una ambigua calificación que se aplica a determinados artistas o a movimientos artísticos completos (el simbolismo,[nota 1] el expresionismo,[nota 2] el dadá y el surrealismo[nota 3] o distintas modalidades del arte abstracto[nota 4]) que producen obras de arte que por su contenido, o bien por la técnica utilizada para su creación (ascetismo -u otras prácticas espirituales-[nota 5] desinhibición, técnicas surrealistas, estados alterados de la mente[3] o de la consciencia, intoxicación alucinógena -esté asociada a los movimientos contraculturales del arte psicodélico o la música psicodélica, al interés intelectual en la psicodelia o psiconáutica, o al simple uso médico o recreativo de las drogas-,[nota 6][4] etc.), parecen resultado de una especial percepción (como la que implicaría tener "visiones" o "alucinaciones") o la parecen comunicar al espectador, relacionándose de una forma particularmente potente con el mundo de los sueños o de la imaginación. La creatividad en el arte y la literatura, desde sus inicios en la Antigüedad, siempre se ha vinculado con el prestigioso concepto de "inspiración", sea inspiración divina o su alternativa terrenal, la inspiración artística.
El arte visionario puede identificarse como una de las muchas manifestaciones (muy distintas entre sí) que se han calificado de "arte primitivo" (como el arte prehistórico, el de las culturas primitivas de la actualidad, el art brut -que se asocia a marginados y personas con problemas mentales o uso de drogas-, el arte naíf -que también puede confundirse o no con el de niños y personas que no han recibido una educación artística formal-, etc.) También puede asociarse al malditismo de los artistas que no son entendidos en su época porque se anticipan a su posteridad.
Salvador Dalí ejemplifica el tipo de artista "visionario" que no reclama para sí mismo una particular condición primitiva, arcana, esotérica o pseudo-religiosa, más allá de su método creativo, que denomina "método paranoico-crítico".[nota 7] De forma opuesta, hay artistas que pretenden trascender el mundo físico por haber alcanzado una visión más amplia del conocimiento o que pretenden realizar obras basadas en experiencias espirituales o místicas, o que surgirían de escuchar voces internas o de una autopercepción del alma. Entre estos artistas estarían (por orden cronológico) Samuel Palmer, Gustave Moreau, Edward Burne-Jones, Odilon Redon, Adolf Wolfli, Jean Delville, Max Ernst, Stanley Spencer, Henry Darger, Brion Gysin o Ernst Fuchs, entre otros. Algunos fueron líderes de su propio movimiento místico, como fue el caso de William Blake. De otros se ha intentado encontrar alguna explicación a su obra en su relación con algún grupo místico, como fue el caso de El Bosco (los Hermanos del Libre Espíritu) o de Hilma af Klint (la teosofía, que también atrajo a Nikolái Roerich, a Kandinsky o a Mondrian, sin que en ellos se atribuya una relación tan estrecha entre obra y misticismo). Algunos artistas han preferido acuñar sus propias denominaciones, como "pintura metafísica" (Giorgio de Chirico), "transhylismo" o "mensaje reencontrado" (Louis Cattiaux)[5] o "precisionismo" (Georgia O'Keeffe).[6] Por último, de otros importantes artistas no parece necesario atribuir su desbordante capacidad imaginativa a recursos ajenos a su propio trabajo artístico, como son los casos de El Greco, Heinrich Füssli, Francisco de Goya o Vincent van Gogh.[nota 8]
Error en la cita: Existen etiquetas <ref>
para un grupo llamado «nota», pero no se encontró la etiqueta <references group="nota"/>
correspondiente.